23 Julio 2024

Voluntarios en el Terra Sancta Museum: ¡gran alegría, pero también gran coraje!

de JEANNE AMIGUES

Cuando entras en los pasillos de la Custodia de Tierra Santa, el territorio de los franciscanos, te sumerges inmediatamente en el corazón de Jerusalén: ¡un verdadero laberinto lleno de vida!

El ambiente en la Oficina de Patrimonio Cultural es cálido y acogedor. En la terraza se mantiene una animada conversación con tres jóvenes italianas que llegaron a Jerusalén hace poco menos de un año como voluntarias. 

Los voluntarios del museo con el director P. Stéphane Milovitch O.F.M ©Terra Sancta Museum

Mariam y Giorgia, de 25 y 26 años respectivamente, trabajan en la base de datos de las colecciones del Terra Sancta Museum. Esta base de datos es indispensable para que el equipo pueda centralizar y compartir información entre las colecciones. Algún día, será accesible en línea para alegría de expertos e investigadores. Por el momento, Maryam y Giorgia están documentando pacientemente cada pieza de las colecciones, añadiendo información a la base de datos y a las diversas bibliografías. Como la Custodia aún no ha completado los inventarios, a veces tienen que pasar tiempo en las distintas sacristías para poder tomar fotos de las obras. Ambas también juegan un papel importante en la traducción, ya que tienen un excelente dominio tanto del italiano como del inglés. Esto principalmente se refiere a los artículos del sitio web del museo. Fiel a la misión universal de la Iglesia y con el deseo de llegar a un público lo más amplio posible, el Terra Sancta Museum ha decidido traducir su sitio a no menos de cinco idiomas. Este compromiso permite a nuestras jóvenes traductoras descubrir la inmensidad del proyecto: inauguración de exposiciones, presentación de las colecciones arqueológicas, elaboración de catálogos científicos, etcétera. 

Por otro lado, Margherita, una joven arqueóloga de 25 años, trabaja en el Museo de la Flagelación, al inicio del Vía Crucis. Después de los primeros meses dedicados a un importante trabajo de inventario, está escribiendo artículos para dar a conocer mejor la especificidad y el valor de las colecciones del Studium Biblicum Franciscanum.

DIVERSIDAD DE PERFILES 

Otros dos voluntarios han aceptado el reto de la comunicación: François-Joseph, de 24 años, y Augustin, de 34 años. Ambos tienen antecedentes bastante inusuales. El primero ha vivido en Jerusalén durante mucho tiempo con su familia; es un visitante asiduo de la Custodia y de los franciscanos, poniéndose a su servicio mientras escribe su tesis sobre el apostolado de los frailes en Tierra Santa en los siglos XVII y XVIII. El segundo ha madurado varios tipos de experiencia, incluso en Radio France y en el parlamento francés como agregado parlamentario antes de establecerse en Jerusalén. Augustin gestiona el sitio web, supervisa la planificación editorial, la variedad de los temas tratados y los formatos y nunca se queda corto de trabajo, con el sitio web, las páginas de Facebook e Instagram, plataformas que requieren una actualización constante.

A pesar de sus diferencias, estos cinco voluntarios coinciden en la riqueza de su experiencia. Trabajar para la Custodia de Tierra Santa es un privilegio que les ha permitido desarrollar habilidades y se ha convertido en una plataforma de lanzamiento para sus carreras profesionales, conociendo a numerosos expertos y figuras importantes del mundo eclesiástico. Estos encuentros significativos no habrían sido posibles si no se hubieran ofrecido como voluntarios en la Custodia.

Giorgia y Maryam trabajando ©Terra Sancta Museum

VOLUNTARIOS EN TIEMPOS DE GUERRA

El estallido de la guerra el 7 de octubre de 2023 cambió las cosas. La situación rara vez ha sido tan tensa y violenta, a pesar de que Jerusalén sigue siendo una de las ciudades “más seguras”. Tenían que decidir si quedarse o irse. Sus tareas han experimentado una evolución, volviéndose más internas, pero esto no ha disminuido en absoluto el entusiasmo o la motivación de los voluntarios. Han tenido el coraje de quedarse. Lo que impresiona es la alegría y la energía positiva que ponen en su trabajo diario en la Custodia. Son muy conscientes de que participan en un proyecto de gran envergadura: la creación de un museo en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Reconocen que no siempre es fácil con la guerra que tiene lugar a pocos cientos de kilómetros de la Ciudad Santa. 

Están preocupados y a veces también asustados, pero les impulsa algo más: estar aquí para permanecer abiertos a los demás, sean quienes sean, en un país que se está dividiendo cada vez más. Sin embargo, los dos voluntarios franceses, François-Joseph y Augustin, nos advierten: animan a todos los jóvenes a venir a Tierra Santa en servicio voluntario, pero deben tener algún conocimiento del contexto geopolítico del país. En su opinión, es fundamental conocer la historia del país y comprender ciertos códigos de la población, también es importante conocer la vida de los franciscanos, sus misiones y la importancia de su presencia en Tierra Santa durante siglos. Tienen que aprender y documentarse antes de venir a trabajar a Tierra Santa, especialmente en la situación actual. ¡La Tierra de Cristo lo vale!

Las voluntarias del museo Luisa y Maryam ©Terra Sancta Museum

Algo que dijo Margherita, ha causado una impresión muy profunda durante la conversación: “Cuando escuchamos los aviones de combate en el cielo, nos detenemos un segundo para orar… Porque cuando para nosotros la vida vuelve a la normalidad después de esos pocos segundos ruidosos, para otros la vida habrá cambiado para siempre. Esto no es normal, incluso si nos acostumbramos a esta fatalidad”.

La Custodia de Tierra Santa, protectora de los Santos Lugares, está llevando a cabo un proyecto de gran envergadura para poner de relieve el arte cristiano oriental y el específico de Jerusalén. El reto es enorme porque, además de cuidar los Santos Lugares, es fundamental preparar el terreno para el diálogo intercultural y religioso, que debe ser una “puerta abierta” para el mayor número de personas posible. Los franciscanos tienen una ventaja gracias a su conocimiento del país y la región, donde han vivido durante 800 años, y a los muchos lazos fuertes con la población local. El Terra Sancta Museum pretende ser un lugar para todos, y no hay duda que los voluntarios en primera línea actual y los demás que les han precedido en los últimos años estarán presentes cuando se corte la cinta. ¡Esta gran aventura no hubiera sido posible sin ellos!

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