“Poder completar estas obras en tiempo de guerra, ¡Un milagro!”
A punto de concluir las obras estructurales del Terra Sancta Museum Art & History, nos hemos reunido con Leonardo di Marco, director de la Oficina Técnica de la Custodia de Tierra Santa, responsable de la coordinación ejecutiva de la obra. Nos contó sobre los últimos meses y las dificultades encontradas para completar estos trabajos, financiados por la NDC/AFD.
Buenos días, Leonardo, ¿cuáles fueron las acciones concretas tomadas para garantizar la estabilidad estructural del convento de San Salvatore?
Se trabajó en la consolidación de los cimientos y en la restauración de los muros de todo el museo, es decir, de las 28 salas del futuro Terra Sancta Museum Art & History. De todo el trabajo que hemos emprendido, me gustaría mencionar un procedimiento bastante raro en Palestina, el de las inyecciones de estructuras de mampostería. Para que tengas una idea de la magnitud de los trabajos realizados, se inyectaron 759 sacos de 25 kg de mortero de cal, lo que equivale a unas 19 toneladas. Estoy muy orgulloso de que, de la mano de los colaboradores, hayamos podido llevar a cabo esta tarea. Se trata de una auténtica transferencia de competencias, ya que el equipo local realizaba esta operación por primera vez. En cuanto a los suelos, solo hemos realizado una parte de las necesidades de nivelación, a la espera de los estudios finales de los arquitectos. Es posible que se requieran grandes canales de ventilación, que deben colocarse profundamente debajo de los pisos, por lo que preferimos esperar para evitar trabajos innecesarios. También hemos trabajado en cuatro aljibes históricos. El agua ha sido vaciada, así como todos los depósitos acumulados a lo largo de los años. Los tanques se lavaron internamente con agua a alta presión y se secaron. Ya no representan una amenaza para la gestión de la humedad en el museo. Estos aljibes son restos arqueológicos que preservar desde todo punto de vista, y aunque no sea posible acceder físicamente a ellos, la demostración de su existencia podría enriquecer la futura museografía del museo.
¿Qué pasa con las necesidades de gestión de la humedad?
Para asegurar la correcta gestión del agua de lluvia, se ha intervenido en cubiertas, patios, tuberías de recogida y pasadizos del interior del museo. El objetivo era simplificar y agilizar todo el sistema de recogida, eliminando puntos de acumulación y escalones que pudieran crear problemas de humedad. En particular, eliminamos los canales que recorrían las salas de exposición y modificamos aquellos que eran imposibles de redirigir, haciéndolos más accesibles para el mantenimiento. Esta fase fue crucial para proteger las obras de arte, las paredes y los suelos de cualquier daño causado por la humedad. En total, desviamos más de 45 metros de tuberías de agua y alcantarillado de la zona de exposición. Para monitorear constantemente las condiciones ambientales, instalamos una veintena de sensores de humedad en puntos estratégicos de la obra y en los almacenes del museo. Los datos recopilados sobre temperatura y humedad nos permitirán optimizar el clima interior y preservar las obras de arte de la mejor manera posible. Hay que tener en cuenta que, paralelamente a la obra, se realizaron esfuerzos de comunicación y de intercambio de experiencias, presentando el proyecto en su conjunto a la comunidad palestina. Por lo tanto, hemos promovido una serie de iniciativas para involucrar a la comunidad local, a través de visitas guiadas, jornadas de puertas abiertas y 5talleres con las universidades de Birzeit y Belén, fomentando un diálogo constructivo con la población palestina.
La obra ha sido interrumpida varias veces. ¿Cuáles fueron sus principales desafíos?
Los trabajos del proyecto, que comenzaron en el verano de 2022, se interrumpieron bruscamente por el estallido de la guerra. El último día hábil fue el 6 de octubre de 2023, seguido de una suspensión forzosa hasta marzo de 2024. Durante seis largos meses, el acceso a la obra estuvo completamente impedido. La reanudación de los trabajos solo fue posible gracias a la intervención de la Custodia de Tierra Santa, que logró obtener los permisos necesarios para permitir el acceso de los trabajadores palestinos a la obra. Es importante señalar que estos permisos han sido otorgados exclusivamente a la Iglesia y que los permisos para empresas privadas siguen siendo muy difíciles de obtener, e incluso eliminar las suspensiones. Además, aún con la existencia de permisos, las restricciones de viaje han sido un obstáculo importante. Sólo unos pocos puestos de control y puntos de acceso a los territorios estaban abiertos en ciertos días, lo que obligaba a los trabajadores a realizar viajes largos y complejos para llegar a Jerusalén. Por lo tanto, el trabajo se ha retrasado cada vez más, ¡pero no pudimos hacer absolutamente nada al respecto!
¿No podría la empresa haber encontrado trabajadores viviendo en Israel?
Hablamos de colaboradores de confianza con los que la organización tiene una relación consolidada, difícil de sustituir, independientemente de su lugar de residencia. Es crucial entender el impacto devastador de la guerra en el mercado laboral. La ausencia de mano de obra en Cisjordania ha provocado un aumento de los costes laborales en Israel. Sin la intervención de la Custodia para obtener los permisos necesarios, el acuerdo habría fracasado o habría sido necesario renegociar todos los precios, inicialmente en un contexto completamente diferente. Todo el proyecto habría duplicado su costo, un escenario impensable. Nos enfrentamos al mismo problema con los materiales: la guerra trastocó la logística, haciendo que los precios se dispararan y disminuyera su disponibilidad. Las empresas se han visto obligadas a abastecerse en más lugares y los plazos de entrega se han ampliado significativamente. Una vez más, tuvimos que adaptarnos, ya sea alargando el plazo de entrega o renegociando los precios. Me gustaría agradecer a la NDC por su disponibilidad y comprensión. Juntos hemos encontrado alguna solución, prolongando razonablemente el tiempo de construcción, esperando cumplir el improbable plazo de 2024, bien conocido por todos. Las dificultades no se limitaron a esto: las transferencias de dinero entre cuentas palestinas e israelíes complicaron aún más las operaciones. Llevar a cabo este proyecto en un contexto tan complejo fue un verdadero milagro.
Estoy orgulloso de lo que hemos logrado, mostrando inteligencia y respeto tanto por la comunidad palestina como por nuestro financiador, el NDC/AFD, con quien hemos tenido que revisar continuamente el contrato (hasta cinco enmiendas). El proyecto del museo avanza y acabamos de alcanzar un hito importante.