El regreso a Tierra Santa de la reliquia de la Santa Cuna y su relación con el Terra Sancta Museum
La Navidad se acerca velozmente y con ella las numerosas celebraciones que festejan con alegría y solemnidad el nacimiento de Jesús. El 30 de noviembre, la Custodia de Tierra Santa ha celebrado el regreso de una reliquia de la Santa Cuna del Niño Jesús a Belén. Esta reliquia, inicialmente conservada en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, es parte de uno de los fragmentos de la madera que, según la tradición, perteneció a la cuna de Jesús.
La reliquia y su relicario se han introducido inmediatamente en la base de datos del Terra Sancta Museum. De hecho, el objetivo de la catalogación es el de conocer y preservar para las generaciones futuras los objetos sagrados y las obras de arte.
A partir del siglo XIII las fuentes atestiguan la gran devoción por la reliquia de la Santa Cuna. San Lucas da testimonio de su existencia en el capítulo segundo de su Evangelio: «Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue» (Lc 2,7). La llegada de la reliquia a Roma probablemente se remonta a la época del papa Teodoro I (642-649), hijo de un obispo de Jerusalén, que la recibe como regalo del patriarca san Sofronio, para protegerla de la invasión musulmana. La Basílica de Santa María la Mayor fue construida en el 432 por el papa Sixto III como templo dedicado a la Virgen después del Concilio de Éfeso del 431, cuando fue proclamado el dogma de la maternidad divina de María. El papa construyó una «gruta de la Natividad» similar a la de Belén, donde se colocó la reliquia y gracias a la cual la basílica adquirió el nombre de Santa María Ad Praesepem.
El sacro leño se colocó en un relicario en forma de cuna realizado en cristal y coronado por el Niño Jesús recostado sobre paja de oro, ejecutado por el arquitecto italiano Giuseppe Valadier en el 1797 como regalo de la española María Manuela Pignatelli, duquesa de Villahermosa.
Para el regreso de un fragmento de la cuna a Belén, el papa Francisco ha querido ofrecer un nuevo relicario en forma de ostensorio a Tierra Santa, perteneciente al siglo XVII o XVIII. No se trata del primer relicario en las colecciones del Terra Sancta Museum: la Custodia de Tierra Santa, de hecho, posee un gran número de ellos. Sólo el Convento de San Salvador conserva más de 1300, fruto de una reciente e intensa catalogación por parte de la Oficina de Patrimonio Cultural. Estas reliquias pertenecen a santos y a santuarios de todo el mundo católico.
La reliquia de la Santa Cuna ofrecida por el papa Francisco se une ahora a esta excepcional colección de reliquias, objeto de devoción que nos ayuda a recordar la dimensión humana de nuestra fe, cuyo origen está precisamente en el misterio de un Dios hecho carne, en la noche de Navidad, en Belén.