El centenario de la Basílica del Monte Tabor o la Transfiguración a través del arte
En este año 2024, la Custodia de Tierra Santa se complace en celebrar con la Iglesia local y universal el centenario de la dedicación de la Basílica de la Transfiguración construida en la cima del Monte Tabor.
UN ARQUITECTO AL SERVICIO DE TIERRA SANTA
Desde 1631 y la obtención del permiso del emir druso Fakhr el-Din para establecerse en el Monte Tabor, la presencia franciscana ha experimentado vicisitudes y la construcción de un gran santuario fue durante mucho tiempo difícil de lograr. De hecho, desde los primeros años de instalación, a los frailes se les prohibió construir una iglesia y no fue hasta 1858 que pudieron construir una pequeña capilla. En 1877 construyeron el convento y la Casa Nova; En 1879 se estableció una comunidad estable.
En 1912, el guardián del Monte Tabor inició estudios y gestiones para la construcción de un nuevo santuario con el ingeniero Giulio Barluzzi, pero la guerra ítalo-turca detuvo este impulso. Finalmente, el 21 de octubre de 1919 (con motivo del séptimo aniversario de la llegada de San Francisco a Tierra Santa) se colocó la primera piedra de la Basílica construida bajo la dirección de los hermanos Barluzzi.
Construida entre 1919 y 1924, la Basílica del Tabor es una de las principales obras del arquitecto Antonio Barluzzi en Tierra Santa. También fue el diseñador de la Basílica de la Agonía en Getsemaní, la Iglesia de la Flagelación en Jerusalén, la Visitación en Ain Karem, las Bienaventuranzas cerca del Mar de Galilea, el Campo de los Pastores en Belén y el Dominus Flevit en el Monte de los Olivos. Estos lugares santos serán honrados en una de las salas del Terra Sancta Museum – Arte e Historia, que rememorará la adquisición de los santuarios y expondrá algunos de los dibujos preparatorios originales de Barluzzi. Esta sala será testigo de los esfuerzos de los hermanos para hacer vivir y orar en los lugares de la Redención en nombre de la Iglesia Universal.
ESPLENDOR DE MOSAICOS Y VIDRIERAS
El interior de la basílica fue diseñado para ser particularmente luminoso y resaltar el esplendor de los mosaicos realizados por la empresa Monticelli a partir de los dibujos preparatorios de Rodolfo Villani.
En el centro de la basílica, detrás del altar, el mosaico principal representa el acontecimiento que tuvo lugar en este lugar: la Transfiguración de Cristo con Moisés y Elías a su lado y los discípulos Pedro, Santiago y Juan mirando hacia arriba. En la primera capilla lateral, la de la Virgen María, el mosaico representa a dos ángeles en adoración ante el ojo (Dios Padre), mientras que en la segunda capilla lateral se representan dos ángeles en adoración ante la paloma (el Espíritu Santo). Con la representación de la Transfiguración (Dios Hijo), los tres mosaicos de la basílica superior evocan a la Santísima Trinidad.
En la cripta, podemos ver mosaicos a ambos lados del altar que ilustran cuatro expresiones de diferentes manifestaciones de Jesús, cada uno rodeado por tres ángeles. La humanidad de Jesús es evocada por el niño Jesús; Jesús entregándose a sí mismo en la Eucaristía a través de la hostia sostenida por el ángel central; Jesús ofreciéndose a sí mismo como sacrificio a través del Cordero inmolado y finalmente Jesús en la gloria de su resurrección a través del sepulcro abierto. Debajo de cada una de las representaciones se transcriben pasajes de las Sagradas Escrituras relacionados con el evento en cuestión.
“Filius datus est nobis“. Se nos ha dado un hijo. (Isaías 9:6): El niño Jesús (el hombre conocido por los discípulos)
“Ego sum panis vita“. Yo soy el pan de vida. (Jn. 6,48): Jesús en la Eucaristía
“Fui mortuus et ecce sum vivens“. Estaba muerto, y aquí estoy vivo. (Apocalipsis 1:18): Jesús el Cordero inmolado
“Surrexit no est hic“. Ha resucitado: no está aquí. (Mc 16,6): Jesús resucitado
Además, la vidriera que adorna la parte posterior de la cripta muestra dos pavos reales rodeando el cáliz y el triángulo de la Trinidad, una quinta manifestación de Dios en la que se incluye a Jesús.
Los dibujos preparatorios realizados por Villani se conservan en la Delegación de Tierra Santa en Roma y esta iconografía también se encuentra en la vestidura litúrgica que se realizó en 1935 y que estaba destinada específicamente a ser utilizada durante las grandes solemnidades dentro de la basílica recién inaugurada.
DE LOS MOSAICOS A LOS ADORNOS
En efecto, en esta vestidura litúrgica estudiada por Maria-Pia Pettinau, de la que ya habíamos hablado en un artículo anterior, encontramos la manifestación del Cordero en la parte delantera de la casulla y la Resurrección en la parte trasera. La capa ocupa el mosaico central de la Transfiguración, mientras que una de las dalmáticas representa la manifestación de Jesús Hombre, la Natividad y una segunda dalmática la manifestación de Jesús en la Eucaristía. En cuanto a los pavos reales que tenemos en las vidrieras, se encuentran en varias piezas del ornamento. Este ornamento se presentará en una de las salas del museo, en la que se destacarán los regalos enviados a Tierra Santa por los territorios de Europa Central, tanto Polonia como el antiguo Imperio de los Habsburgo.
De hecho, este ornamento fue hecho en Viena en 1935 por la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús Pobre, las hermanas señalaron que habían recibido “del Comisionado General para Tierra Santa, el Padre Pirmin Hasenöhrl, el muy agradable mandato de hacer un adorno de brocado de oro para el Monte Tabor”[1].
El Terra Sancta Museum – Arte e Historia se complace en participar en las celebraciones del centenario de la Basílica de la Transfiguración y compartir con ustedes el vínculo inextricable entre sus colecciones y los Santos Lugares.
Aviso a los futuros peregrinos y residentes de Tierra Santa: no se pierdan la exposición “Lux Tenebra” propuesta por la asociación Pro Terra Sancta en la Basílica de la Transfiguración en el Monte Tabor desde el pasado mes de abril y durante todo el año del centenario.
[1] Terra Sancta Museum. Paramenti sacri: Dall’europa alla Terra Santa = Vestiduras sagradas: De Europa a Tierra Santa. Edizioni Terra Santa, 2019.
