Testimonios de fe resurgen del pasado en la futura tienda del Terra Sancta Museum
En la vía de san Francisco, en la ciudad vieja de Jerusalén, se encuentra, descendiendo desde Puerta Nueva, una gran entrada, situada bajo un pasaje cubierto. Es la entra del convento de San Salvador, cuartel general de la Custodia franciscana de Tierra Santa desde 1559, cuando los frailes, exiliados por los turcos del monte Sión, encontraron refugio en un exconvento georgiano.
Cruzado el umbral, encontramos un laberinto de claustros, salas y aulas que forman un microcosmos encerrado entre los muros donde los frailes producían todo aquello que necesitaban en su vida cotidiana, la oración, el vino de misa, los libros para el estudio o los fiambres para la mesa.
San Salvador era la puerta de Oriente para los que llegaban de Occidente: de hecho, muchos peregrinos encontraban generosa hospitalidad entre los muros del convento franciscano.
Los muros de San Salvador todavía dan testimonio del paso de estas personas, que impulsadas por la fe emprendieron el verdadero «viaje de la esperanza». Al quitar el yeso de los muros de algunas estancias que se convertirán en la futura tienda del Terra Sancta Museum, han resurgido algunos escritos y nombres de peregrinos grabados en las piedras. El proyecto de reutilización y rehabilitación de estos entornos, anteriormente utilizados como almacenes, prevé la mejora de la piedra original de los muros, estabilizados con morteros de cal después de eliminar los yesos modernos.
El nombre «MICHAEL» se puede leer sobre el arco de la estancia. En la pared del fondo, sobre una piedra reutilizada, un nombre de difícil lectura es seguido del apelativo «ANGLVS» (inglés). Peregrinos de Inglaterra continuaron llegando a Jerusalén, y eran recibidos en el convento, incluso después de la secesión de aquella iglesia. «IOANES HERZOG VON MVNSTER» lee una inscripción grabada sobre la jamba izquierda de la ventana de una habitación. Según la reconstrucción del padre Eugenio Alliata, director de la sección arqueológica del Terra Santa Museum, este peregrino partió desde Münster hacia Tierra Santa hace 380 años. Iba acompañado de otros tres hombres cuando llegaron sanos y salvos a San Salvador de Jerusalén donde, probablemente, fueron acogidos en la hospedería del convento. Quizás en un momento de euforia por haber llegado a la Ciudad Santa, Ioannes cogió un cuchillo y comenzó a tallar su nombre en la piedra. La gran cruz a dos cortes que marca con fuerza la fecha colocada al lado del nombre parece una indicación poderosa del espíritu ardiente del joven peregrino. Ioannes nunca regresó a casa. En la biografía de uno de sus compañeros de viaje, se narra que en la travesía en mar hacia Europa, el barco de estos peregrinos fue asaltado por corsarios y el protagonista de la biografía pereció en el mar, junto a Ioannes Herzog. Su nombre ha sido recuperado en este artículo y permanecerá grabado en la piedra del muro de la tienda del Terra Sancta Museum, que lo ha custodiado por más de 300 años.
Escribir el nombre proprio para dar testimonio de la llegada a Tierra Santa debió ser una costumbre. El Terra Sancta Museum, en la sección dedicada a los primeros peregrinos, expondrá también la antigua puerta de entrada a la hospedería de San Salvador, que data del siglo XVII, y que cuenta con numerosas incisiones en la madera con inscripciones y nombres. Incluido, John Hyde, célebre predicador americano (1865-1912), que dejó su nombre justo debajo del pomo.
La apertura del Terra Sancta Museum será una ocasión para sus visitantes de descubrir el convento de San Salvador, que volverá a ser acceso a peregrinos hacia los lugares santos de Oriente.
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