El Museo del Tesoro del Santo Sepulcro, una esperanza para los cristianos de Tierra Santa
El 4 de octubre de 2021 abrirá sus puertas en Jerusalén un museo histórico que mostrará el «Tesoro del Santo Sepulcro», obras de arte únicas que los franciscanos custodian desde hace varios siglos. La inauguración está prevista para el día de san Francisco.
El santo, fundador de la Orden de Frailes Menores, fue a Tierra Santa en 1219 donde había enviado a algunos frailes desde 1217. Únicos representantes de la Iglesia católica romana autorizados a vivir en el país, los «frailes de la cuerda», como también les llaman, fueron nombrados «guardianes de los Santos Lugares» en 1342 por el papa Clemente VI.
A lo largo del tiempo, las casas reales de Europa, las repúblicas italianas y los estados cristianos han demostrado su apoyo a esta provincia franciscana llamada Custodia de Tierra Santa, la «perla de las misiones» como la llamaba san Francisco. También enviaron magníficas obras de arte para dar testimonio de su devoción a los Santos Lugares. Todos estos objetos de culto han sido cuidadosamente preservados: platería, paramentos litúrgicos, esculturas y pinturas, manuscritos iluminados, albarelos de farmacia, y dan fe del papel franciscano de acoger y servir a las poblaciones locales, cristianas o no.
Este tesoro, oculto durante siglos, fue expuesto en Versalles en 2013. La muestra tuvo gran éxito con más de trescientos mil visitantes en tres meses.
Este éxito ha reforzado la idea de abrir un espacio expositivo permanente para permitir admirar estos objetos únicos al mundo entero. «Colecciones que merecen un marco excepcional», según Beátrix Saule, directora honorífica del Palacio de Versalles, presidenta del Comité Científico del proyecto y responsable de la creación del espacio expositivo. La sala reservada a los obsequios de la corte francesa presentará suntuosos ornamentos litúrgicos ofrecidos por Luis XIII, ejemplares únicos disponibles en el mundo.
¿Cuál es el papel de un museo de este tipo hoy? Ciertamente afirma la identidad cristiana de la ciudad de Jerusalén, en un momento histórico en el cual esta identidad viene socavada, a pesar de que Tierra Santa sea la cuna del cristianismo.
Desde hace varias décadas, la geopolítica de esta tierra, a diferencia de cualquier otra, ha causado tensiones que han provocado oleadas de emigración, tanto que se estima que la comunidad cristiana local representa hoy en Jerusalén sólo el 1% de la población, alrededor de 8.000 personas. Un drama que pasa desapercibido. Mientras que los cristianos representaban el 11% de la población de Jerusalén a comienzos del siglo XX, las oleadas de emigración han golpeado la Ciudad Santa, y generalmente Tierra Santa, a consecuencia del conflicto palestino-israelí de los últimos 70 años. La creación del museo llega en el momento justo, en un tiempo en el que la Iglesia en Tierra Santa está menguando y es más frágil que nunca. Curiosamente, faltaba un lugar de este tipo en Jerusalén, que ya dispone de un Museo del Judaísmo y un Museo de Arte Islámico.
El museo será también un lugar de intercambio, siguiendo fielmente el deseo expresado en 2013 por mi predecesor fray Pierbattista Pizzaballa, ahora Administrador Apostólico del Patriarcado Católico Romano de Jerusalén.
El proyecto del museo es un mensaje de esperanza para un pueblo cristiano orgulloso de su historia y raíces, dispuesto a construir su desarrollo en diálogo con el mundo entero.
En cambio, será el convento de San Salvador, «sede» de la Custodia de Tierra Santa en Jerusalén durante 460 años, el encargado de hospedar la sección histórica en 2021, gracias a la generosidad de sus mecenas y de cualquiera que quiera creer en este proyecto. Situado bajo la iglesia de San Salvador, un espacio de 1.000 m2 podrá acoger trescientos mil visitantes, permitiendo a los peregrinos de todo el mundo, y a la población local, descubrir el lugar que Jerusalén tiene en la Iglesia universal.
Hoy, el ministerio pastoral de los franciscanos se desarrolla en 70 santuarios y 29 parroquias, entre las que se encuentran las tres más grandes de Tierra Santa: Nazaret, Belén y Jerusalén. El servicio a las parroquias árabes es uno de los principales compromisos de la Custodia. Este ministerio se lleva a cabo en escuelas y colegios (con más de 10.000 matriculados), residencias de estudiantes, talleres artesanales, grupos parroquiales, residencias de ancianos, actividades extraescolares, campamentos de verano y dispensarios. La Custodia también ofrece viviendas de bajo coste para familias de escasos recursos.
La sección histórica será inaugurada casi 800 años después de la visita de san Francisco a Tierra Santa. Un símbolo profético para la ciudad eterna donde el Hijo de Dios vivió y resucitó de entre los muertos. La historia del cristianismo comenzó en Jerusalén, el lugar adecuado para redescubrir esta historia de dos mil años.
Fray Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa
Fray Stéphane Milovitch, Director de Patrimonio Cultural de la Custodia de Tierra Santa