6 Septiembre 2024

«Pocos museos en el mundo pueden presumir de semejantes colecciones»

de EDUARDO MORENO CALERO

Pedro M. Escudero Díez es restaurador. Originario de Valladolid (España), ha puesto generosamente sus conocimientos y su profesionalidad al servicio del museo. Comparte con nosotros algunas de sus impresiones en vísperas de su partida.

Nacido en Valladolid, donde inició sus primeros estudios de conservación, Pedro se licenció primero en Conservación y Restauración de Obras de Arte en la Universidad Católica de Portugal, antes de especializarse en la Universidad Complutense de Madrid. A lo largo de su joven carrera, ha trabajado para la Diócesis y la Catedral de Valladolid, el Museo Nacional de Escultura, el Múzeum Mesta Bratislavy y la Fundación Edades del Hombre.

¿Pedro qué te trajo a Jerusalén? ¿Por qué decidiste embarcarte en esta aventura?

El director del Terra Sancta Museum, Fr. Stéphane Milovitch ofm y Pedro M. Escudero Díez en Jerusalén. © Terra Sancta Museum

El año pasado vine de turismo a Jerusalén apenas tres días, me supo a poco, quería conocer en profundidad la ciudad, la idiosincrasia de la Ciudad Santa compartida por otras religiones e iglesias. A parte seguía por las redes sociales al Terra Sancta Museum, y estaba fascinado por sus fondos, por lo que a mediados de mayo cuando pensaba qué hacer durante el verano, se me ocurrió que sería interesante ponerme a disposición del TSM por si estuvieran interesados en que prestase mis conocimientos profesionales al museo o a la Custodia. De este modo, aprovecharía el verano con una vivencia realmente única ayudando a la Custodia, aportando mi granito de arena y podría vivir de cerca el día a día en Jerusalén. Ciertamente fue un poco locura decidirlo de forma tan apresurada y más con la situación que vive la zona, pero no me arrepiento.

¿Podrías explicarnos cuál ha sido el trabajo realizado? ¿Cuántas obras has podido intervenir aproximadamente?

El museo cuenta con una interesante colección de orfebrería que precisaba ser intervenida, y principalmente son las piezas con las que he trabajado: cálices, custodias, bandejas, vinajeras… La mayoría de las obras son donaciones efectuadas por papas y reyes a la Custodia de Tierra Santa. Pero también he intervenido sobre escultura, pintura, armas y bienes muebles. En total, unas 40 piezas.

¿Hay alguna que te haya llamado especialmente la atención? ¿Qué sensaciones te ha transmitido?

Sin duda alguna, intervenir la espada de Godofredo de Bouillón ha sido una de las piezas más especiales. Pero todas tienen una interesante historia. También las piezas que proceden de España, donadas por los reyes, como mi paisano el rey Felipe II de España, me hacían especial ilusión. Me ha sorprendido ver la cantidad de piezas españolas que hay en el Museo así como en otros santuarios de la Custodia. Restaurar piezas con una carga histórica y simbólica tan grande siempre supone una gran responsabilidad, pero también una gran satisfacción.

Pedro M. Escudero Díez restaura la espada de Godofredo de Bouillón. © Terra Sancta Museum

¿Cuál ha sido la que te ha supuesto un mayor reto y por qué?

En general casi todas piezas que tenía que intervenir tenían las mismas alteraciones y eran fáciles de tratar. Aunque sin duda la pieza que más tiempo me ha llevado, no por su dificultad si no por el trabajo minucioso que requería ha sido una custodia alemana de estilo neogótico de mediados de siglo XIX, que tuve que desmontar complemente, con más de 100 tornillos y tuercas diminutos.

¿Qué te parece el proyecto del TSM? ¿Qué es lo que más te ha sorprendido?

Ostensorio de metal dorado de estilo gótico del siglo XIX restaurado por Pedro M. Escudero Díez © Guillaume Benoît / Terra Sancta Museum

Pude visitar la sección arqueológica del TSM que está en el convento de la Flagelación y me pareció muy interesante, no solo su museografía moderna y respetuosa con la colección, diseñada de una forma muy oportuna. Además, es elemental para entender el papel del cristianismo en Tierra Santa. Siendo un complemento a los otros museos ya existentes en la ciudad que completa la visión de las religiones, ya que ya existen los museos de arte judío y musulmán. A la vista de esto, la nueva sección histórica del TSM se convertirá en una institución de referencia debido a la riqueza de su colección, de visita obligada a expertos y todos aquellos peregrinos que les guste el arte y la historia.  La gran variedad y calidad de las obras que aquí se custodian permitirá al visitante ver arte de toda Europa, cosa que muy pocos museos en el mundo pueden decir.

Durante este periodo has estado viviendo en el convento de la Flagelación, ¿cómo ha sido la experiencia de convivir con los frailes y residir en plena ciudad vieja de Jerusalén? ¿Ha cambiado tu percepción sobre Tierra Santa?

No puedo estar más agradecido a los franciscanos por su acogida y tratamiento recibido. Sin duda, las expectativas que tenía de esta experiencia antes de venir han sido superadas con creces. El compartir con los frailes la vida comunitaria –rezos, comidas…– me ha permitido conocer mejor su labor aquí, como custodios de Tierra Santa, de historia, de las costumbres de la ciudad. El convivir con profesores del Studium Biblicum Franciscanum ha sido fascinante, aprendiendo mucho de ellos durante las conversaciones que teníamos. También vivir en la ciudad vieja, en el barrio musulmán ha sido otra de las razones por las que estar tan agradecido: vivir cerca del Santo Sepulcro, sobre donde estuvo el Pretorio, calles llenas de historia y sobre todo vivir el día a día de una ciudad que, por desgracia, está vacía de peregrinos por causa de la guerra. Ha sido por una parte positivo para mí, poder estar en el Santo Sepulcro y otros santuarios de una forma muy íntima, pero también entiendo que eso no es el estado natural de Tierra Santa, y que hay mucha gente que lo está pasando mal porque viven de los peregrinos. Mi estancia aquí me ha ayudado a conocer mucho mejor la historia y «poner sobre el mapa» muchas escenas bíblicas y sobre todo del Evangelio, y entender un poco mejor y de primera mano la idiosincrasia de esta ciudad que marca a todo el que la visita.

¿Algo que quieras añadir para concluir?

Repetir de nuevo mi gratitud a la Custodia y al TSM en especial, con fray Stéphane como encargado. Me voy muy contento, con ganas de volver, de haber vivido unas experiencias inolvidables que me han marcado y convencido de que he recibido más de lo que he aportado con mi trabajo. Y animo a todos aquellos amantes del arte y de la historia a visitar el museo cuando abra sus puertas, porque no quedarán defraudados.

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