Ocho meses después del cierre: el museo en la época del Coronavirus
Han pasado ocho meses desde que el museo cerró, y desafortunadamente todavía es difícil imaginar una fecha en la que las puertas del Terra Sancta Museum puedan reabrirse al público.
Después de las ralentizaciones iniciales, en los meses de verano se han reiniciado los trabajos de consolidación estructural de la futura ala Saller, en la sección de Arqueología, en el Monasterio de la Flagelación. Las obras de la nueva ala del museo, que acogerá los hallazgos arqueológicos de las excavaciones realizadas por el Studium Biblicum en los lugares santos (Nazaret, Belén, Cafarnaún, Magdala, etc.), se ven amenazadas una vez más por las numerosas restricciones que el gobierno ha puesto en marcha para hacer frente a la segunda ola de contagio que comenzó en septiembre.
Lo mismo sucede con las obras iniciadas en las salas del Monasterio de San Salvador, salas que albergarán el tesoro de la Custodia, un patrimonio de increíble belleza, obras de arte y objetos litúrgicos de todos los rincones de Europa destinados a rendir homenaje a Dios, precisamente en los lugares donde vivió Jesús.
Este es un inmenso patrimonio, que todavía necesita mucho estudio e investigación para ser entendido y valorado. La emergencia sanitaria ha sido un duro golpe para las actividades de investigación, catalogación e inventario. La Oficina de Patrimonio Cultural de la Custodia de Tierra Santa acoge cada año a un gran número de estudiosos, expertos y entusiastas que optan por poner sus competencias y conocimientos a disposición de la valorización de este gran patrimonio.
Incluso las exposiciones, que para el museo hasta ahora siempre han representado importantes oportunidades para llevar a cabo actividades de promoción, mediante la circulación de sus obras, y actividades de colecta de fondos, necesarias para sufragar los gastos de restauración y conservación, han quedado totalmente paralizadas.
Ocho meses después de la clausura del Terra Sancta Museum, puede decirse que la emergencia ha comprometido la vida cotidiana del museo, la accesibilidad a sus colecciones, las actividades de estudio e investigación y las actividades de restauración. Desde ahora y hasta los próximos meses será fundamental detenerse a pensar cómo será la vida del museo en un futuro próximo, cuáles serán sus objetivos, los instrumentos y las políticas que deberá adoptar para hacer frente a los desafíos que el coronavirus le ha planteado.
Algunas reflexiones ya están en marcha: el multimedia será un elemento esencial en el que el museo tendrá que centrarse en los próximos meses. Es necesario asegurar que sus colecciones, las muchas historias increíbles que las obras tienen que contar, sean accesibles a todos, es un deber asegurar la supervivencia y la promoción de las propias obras, y es un deber para aquellas personas que no tienen ninguna posibilidad de llegar a Tierra Santa, ni de conocerla, por las restricciones y dificultades debidas a la emergencia.
La tecnología digital también será fundamental para la realización de otras funciones que el museo está llamado a desempeñar: las de la enseñanza y la formación. Recientemente se puso en marcha el proyecto “Un museo vivo de la comunidad para la juventud palestina“, financiado por la Unión Europea, para apoyar la oferta educativa de las escuelas de Jerusalén oriental. Para las escuelas locales, la emergencia sanitaria representa un desafío difícil y completamente nuevo y, en este escenario, el museo puede ser un instrumento válido para hacer frente a las amenazas del coronavirus: el museo puede y debe ser considerado como un apoyo a la didáctica, incluso a distancia, garantizando una nueva, rica y accesible oferta cultural.